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Un libro es una cosa cualquiera que está en el mundo: un volumen medido en centímetros cúbicos o un pdf medido en bits de información. Un montón de escritura para nada. Un libro es un objeto más entre todos los objetos. Luego, de pronto, un libro encuentra a su lector o a su lectora. Ella lo abre y pasa los ojos por sus líneas y dice: sí, sí quiero. Él lo abre y pasa los ojos por sus líneas y dice: sí, acepto. Entonces el libro tiene sentido. Mejor: entonces el libro tiene al menos dos sentidos: el de su propia existencia y el de las cosas que dice. Incluso cuando un libro es rechazado, cuando alguien lo cierra y dice: basta, el libro ya dejó de ser una cosa más que estaba en el mundo: las cosas que intentó decir tuvieron sentido.

Pero un libro de cocina es algo más que un libro. Una receta es futuro. Un recetario es un montón de futuros posibles. Leer una receta es darle sentido al libro: el de su propia existencia y el de las cosas que dice: ingredientes, cantidades, métodos. Pero leer la receta trae implícita una posibilidad: la de ser plato. Los deterministas niegan que haya en el mundo un solo hecho posible, o sea un hecho que pudo acontecer. Pero una receta es infinitos futuros que pueden acontecer; su resultado, cuando pase a ser plato gracias a tus manos, nunca será su resultado cuando pase a ser plato gracias a las mías. Una receta es futuro y azar y libre albedrío. Algo pasará cuando la hagas tú que no pasará cuando la haga yo y cada quien tomará decisiones distintas y luego: el plato. (Si lo piensan bien, una receta leída es cuando menos dos futuros posibles: el de hacerla y el de no hacerla.)

La chef Lucía Benítez de Sobremesa (síganlxs en instagram) tuvo la iniciativa, hace algunas semanas –todavía existen las semanas, aunque no podamos creerlo–, de juntar a chefs amigas y amigos y pedirles una receta, la que quisieran, ¿algo casero tal vez?, que les significara apapacho, cariño, alivio, acaso consuelo. Entonces, en medio de la pandemia, entre todas y todos hicimos un libro, que coordinamos en HojaSanta. Mejor dicho: hicimos un recetario. Hicimos una montaña de futuros posibles. Y de apapacho y cariño y acaso consuelo. Esas cosas que queremos recibir y dar ahora mismo. Como el futuro.

Pues resulta que no lo sabíamos pero tenemos muchos amigos y amigas cocineras. Y nos dijeron: claro. Y enviaron sus recetas, a veces más de una, y en cada caso nos contaron un poco de ellas. Ya lo verán: tienen una clara pátina de infancia. Abuelas, madres y padres son personajes recurrentes por ahí. Y hay de todo. Cocineras ya con muchos años en la chamba, como Mónica Patiño (síganla en instagram) y Elena Reygadas (acá hay una recetita suya que no está en el libro), jóvenes cocineras que están imponiendo su voz en el paisaje de la ciudad de México como Scarlett Lindeman de Cicatriz (también buena escritora, ciertamente), cocineros que resuenan en todos lados como Eduardo García de Máximo, Jorge Vallejo de Quintonil o Enrique Olvera de… ¿Enrique Olvera? y cocineros jóvenes como Marco Carboni de Sartoria o Joaquín Cardoso. También nuestro man Edo Nakatani, cuyas #BombasdeUmami pueden leer en HojaSanta. Por supuesto. Y muchas y muchos más.

MiniSuper Studio diseñó el recetario, cuyo título es Recetas de nuestras casas para sentirnos cerca. (Al frente de MiniSuper: Blair Richardson con ayuda de Sonia Mozden, que son a toda madre. Por cierto, Blair también escribe. Lean esta joya.) ¿Qué más? En la parte editorial –coordinar, editar, revisar recetas, vaya, lo que en las viejas editoriales llamaban: la talacha– estuvieron Alejandra Cuevas, Mónica De La Grange y Paola Mendoza.

Y pues eso. Compren este recetario. Todo el baro que salga de ahí será para los restaurantes que participaron. Los restaurantes son parte de la textura y la sensibilidad de las ciudades. Nosotrxs los necesitamos y ellos nos necesitan también. Si no ¿qué vamos a hacer cuando pase este desmadre?, ¿dónde nos vamos a ver? ¿Hacemos una cita de una vez?

En serio: compren este recetario. Un día vamos a volver, aunque sea de a poquito, y esa fiesta sí va a ser la fiesta inolvidable.~